El cuerpo social y el cuerpo individual son sometidos a una serie de parámetros, reglas, doctrinas, leyes, normas, estereotipos, códigos, manuales, pautas, indicaciones, patrones, instrucciones; los cuales lo determinan la política, educación, religión, sexualidad, moda y familia. Estos factores inciden en el imaginario colectivo de lo que es normal y anormal, lo bueno y malo, lo aceptable e inaceptable, lo correcto e incorrecto.

Las leyes son una estrategia del Estado para esclavizar de forma sutil a la población, un continuo moldeamiento que como un gran grillete nos ata a los constructos sociales impuestos. A pesar de que las leyes funcionan para reivindicar los derechos, en algunos contextos estos se quebrantan y vulneran a campesinos, trabajadores, etnias, mujeres, niños, jóvenes y estudiantes.

Desde que nacemos hasta que morimos nos imponen diferentes arquetipos y conductas que condicionan nuestra forma de ser, pensar, hablar, vestir, comer, actuar, consumir y habitar. El cuerpo es cubierto por una gran cantidad de normativas inscritas en nuestra piel, hojas de papel que nos cubre como un velo. En la actualidad no somos lo que queremos ser, sino lo que quieren que seamos, con el objetivo de continuar perpetuando una dinámica mercantilista. Las opciones que tenemos para elegir muchas veces son limitadas ¿Realmente somos libres? ¿Existen leyes que vulneran nuestros derechos? ¿Somos subyugados?

El performance consiste en grapar a mi cuerpo desnudo, diversos manuales, leyes, normas, protocolos y demás series de textos que en su contenido hablen del condicionamiento, la represión al cuerpo y el moldeamiento. Textos como los derechos humanos, el TLC, los nuevos decretos, los códigos de policía, manuales de buenas costumbres, amenazas de grupos armados a la población y reformas que vulneran los derechos humanos y ambientales; estos papeles discriminan y coartan nuestra libertad.